martes, 11 de enero de 2011

El lado "B" de Leonor Varela

El placer de surfear

Mientras no surfea, la actriz chilena Leonor Varela trabaja en Hollywood. Actualmente participa en un capítulo de la serie Human Target y pronto se estrenará la película A Fine Step.

Surfing

Recuerdo perfecto la primera vez que sentí que tenía que surfear… y contra toda expectativa, pues le tenía mucho miedo al mar (sobre todo lo que habría adentro y quisiera comerme). Además, a mis 35 años no era lo más fácil de abordar: el deporte extremo se aprende joven, cuando se es flexible de cuerpo y mente.

Fue la foto de un hombre, libre, deslizándose con su tabla en una ola 15 veces su tamaño, lo que me cautivó. Era algo así como poesía en acción. Y, claro, yo tenía que probarlo. De ese modo decidí agarrar maleta y sola, con un buen libro, me fui al paraíso tradicional del surf más cercano de Los Ángeles, California: Hawai. Llegué a la isla de Kauai por una serie de coincidencias, directo al pueblito de Hanalei Bay donde el mismísimo Laird Hamilton había crecido (para los que no lo saben, él es el hombre que ha conquistado olas gigantes).

Y así, por siete días, arrendé una tabla y le perdí el miedo al mar. No aprendí realmente a surfear, sino que confronté todos mis miedos de infancia con respecto al océano y me di la oportunidad de vivir algo único. ¡Por las noches, soñaba que Laird me enseñaba a surfear! Y no es broma. Fue, sin duda, un momento decisivo en mi vida. Nunca volví a ser la misma. Y desde entonces, ocasión que tengo, agarro mi tabla y me meto al mar donde quiera que esté: en Malibu (California), Máncora (Perú), Maitencillo (Chile) o recientemente en Guanacaste (Costa Rica)… sueño con surfear diferentes olas, en diferentes lugares.

Sin lugar a dudas, es lo más difícil que he hecho en mi vida. Y sí, lo más gratificante también. Se requiere a la vez mucha focalización y mucho trabajo para remar y agarrar la ola; un gran sentido de la observación y experiencia para entender lo que le está pasando al mar y, a la vez, abandonarlo todo y dejarse llevar por los instintos. Si no estás presente al cien por ciento, o tienes mala suerte, no llegas y te puedes herir. Así lo experimenté recientemente en Costa Rica, cuando estaba surfeando con John, el novio de una amiga. Él es muy buen surfista y el día anterior me había dicho: “la mejor manera de aprender a surfear, es hacerlo con gente que lo hace mejor que tú”. Después de una excelente mañana, en un lugar difícil, pero que no estaba tan agresivo, me engolosiné diciéndome: “una última ola, quiero una más”… Quizás fue desconcentración o mala suerte, pero esta vez no agarré bien la ola. Era un poco hallow (un tubo perfecto), se cerró, succionando la tabla bajo mío y me revolcó con tutti (lo que pasa muy a menudo). Y no sé si fue una roca o mi tabla, pero terminé con nueve puntos y un ojo en tinta digno de boxeador.

Me he preguntado si es que dejaría de surfear. ¿Seguir poniendo en riesgo mi capacidad de actuar? ¿Vale la pena? Después de seis días puedo decir que sí. Me da mucha alegría hacerlo. No podría dejarlo, a pesar de los riesgos. Seguiré siendo prudente, sin ningún lugar a dudas. Me gusta mucho actuar y no quisiera tener que encontrar otra profesión a estas alturas. Pero surfear es una manera de vivir, una manera de mirar la vida. Hay algo muy puro detrás de ese deporte: un ser humano, el mar, una tabla y ya.

El aprendizaje para entender cómo revienta una ola, cómo cambia según las mareas o el viento y cómo puedo enfrentar ese fenómeno es lo que me tiene amarrada de por vida a la superficie de mi tabla. Y también, por el placer mismo, por remar como loca y eventualmente deslizarme con valentía y alegría sobre la fuerza de la ola… ¿Cómo dejar eso? Lo mejor es que no tienes que ser bueno, sólo tienes que gozarlo. Y no hay nada que me dé mas gusto que estar en el mar con amigos, viendo a los delfines jugar, las focas juguetonas curiosear. Mirar el mar tan grandioso, dejar que esta perfección natural me limpie del estrés de mi vida.

Puedo decir que estar en el mar es mi religión, es como mi Iglesia. Ese mundo me da mucho y siento que, en retorno, sólo pide que lo protejamos un poco de nosotros mismos.

Leonor Varela

Mientras no surfea, la actriz chilena Leonor Varela trabaja en Hollywood. Actualmente participa en un capítulo de la serie Human Target y pronto se estrenará la película A Fine Step.

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